El asesinato de Aguchita no quedó en el silencio y se publicaron muchos comunicados oficiales tras su muerte y entierro. Hoy, mientras seguimos reflexionando sobre la vida y el legado de Aguchita, compartimos la primera de cuatro de ellas, a continuación:
Comunicado del Consejo Permanente
de la Conferencia Episcopal Peruana
1. El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana, en nombre de la Iglesia, anunciadora del Reino de Dios y defensora de la Vida y de la Paz, expresa una vez más su profundo dolor y preocupación por la escalada de violencia y muerte en nuestra querida Patria.
2. Sentimos las muertes violentas de miles de peruanos producidas durante la última década, y en estos últimos días (entre el 27 y 29 de Setiembre) el asesinato selectivo de siete personas, entre ellas, una religiosa en La Florida, Provincia de Chanchamayo (Departamento de Junín). Estas muertes provocadas por grupos subversivos tampoco han encontrado una respuesta diligente y eficaz en las fuerzas del orden.
3. Es la primera vez que un grupo armado, consciente y deliberadamente ha asesinado a una religiosa, la hermana María Agustina Rivas (70 años) de la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.
4. Esta situación de violencia en sus diversas formas nos interpreta y nos cuestiona profundamente al comprobar la sinrazón de los acontecimientos de sangre, que enlutan muchos hogares y condenan al destierro a tantas familias.
5. Estamos convencidos de que Dios, nuestro Padre, es el Señor de la Vida, es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas; por eso hacemos nuestras las palabras de Jesús; “Y no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma” (Mt. 10:28). También escuchamos al Señor que nos enseña: “Han oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’, pero yo les digo: “Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores” (Mt. 5: 43-44).
6. Hacemos un enérgico llamado a los que han puesto su confianza en la violencia y les rogamos, en nombre de Dios, que depongan las armas y dejen de matar a sus semejantes. ¡Vuelvan al camino de la cordura y de la reconciliación, que haga posible la anhelada paz y la justicia entre todos los peruanos! Ratificamos nuestra firme voluntad de servir a todos, especialmente, a los más pobres y a los que sufren esta situación de violencia y de muerte. Abrigamos la esperanza de que las mentes y los corazones cambien y se superen las estructuras injustas. Esto solo lo podemos conseguir uniendo nuestras voluntades por la paz y la justicia, dones que esperamos alcanzar del Señor de los Milagros y de la Santísima Virgen María con la oración y el sacrificio de los creyentes y con los esfuerzos de los hombres de buena voluntad.
Lima, octubre de 1990
Al leer el comunicado, ¿qué te llama la atención? A pesar de tu presencia en la oración, ¿son las calles, pueblos y ciudades que te rodean caldo de cultivo para la violencia y la muerte? ¿Y qué papel activo desempeñas para cambiar las mentes y los corazones de los que hacen daño, y animarlos a volver al camino de la cordura y de la reconciliación?