Las niñas pueden hablar por ellas mismas, y las hermanas del Buen Pastor intensifican sus voces
Artículo de Joyce Meyer, Global Sisters Report.
Un coro de mujeres jóvenes, de los apostolados del Buen Pastor en Sri Lanka, abre un seminario web el 30 de julio sobre los derechos de las niñas en Asia y el Pacífico. (GSR captura de pantalla)
Nunca olvidaré la primera vez que aterricé en el aeropuerto de Bangkok en 2001. Caminando en el aeropuerto hacia el área de reclamo de equipaje, parecía que a dondequiera que miraba, había hombres mayores sentados acompañados de muchachas jóvenes. Yo había oído sobre la explotación sexual de mujeres jóvenes en Tailandia, pero nunca me imaginé verlo tan gráficamente en mi propia cara.
Más tarde en el viaje, Hna. Mary Walter Santer, una hermana Ursulina de los Estados Unidos que ha vivido la mayor parte de su vida en Tailandia, me llevó a una calle de Bangkok con escaparates en donde había mujeres jóvenes en “exhibición”, y después, al Fountain of Life Women’s Center (Centro de Mujeres Fuente de Vida), en Pattaya, en donde las Hermanas del Buen Pastor estaban dando capacitación a mujeres que deseaban otras opciones de empleo.
Habiendo visto nuevamente el trabajo de las Hermanas del Buen Pastor en Pattaya en 2017, me sentí emocionada al participar, el 30 de julio, en la presentación virtual de un nuevo estudio sobre el trabajo que realizan las hermanas con las niñas en Asia y en el Pacífico. “Una comprensión del Buen Pastor sobre el logro de los Derechos de las Niñas”.
Centrarse sobre las jóvenes no es una sorpresa ya que ha sido el enfoque de las hermanas desde los años 1820’s cuando fueron fundadas. Lo que hace único el estudio es que los datos vienen de los trabajadores sociales que laboran en las bases con las Hermanas del Buen Pastor en los servicios sociales y de educación.
Estos trabajadores viven las realidades que las chicas experimentan cada día en 19 países de Asia y el Pacífico: India, Sri Lanka, Filipinas, Malasia, Vietnam, Camboya, Hong Kong, Indonesia, Japón, Macao, Myanmar, Nepal, Singapur, Sud Corea, Taiwán, Tailandia, Australia, Nueva Zelanda y Pakistán.
El estudio se centra en los problemas que experimentan las chicas menores de 18 años, y se alinea con el diálogo mundial actual sobre esos problemas, sus causas fundamentales y algunas de las mejores prácticas para abordarlos. Da voz a lo que las propias niñas quieren decirle a la comunidad global sobre sus vidas y su deseo de participar en la búsqueda de soluciones.
Una de las cuatro anfitrionas del seminario web del 30 de julio sobre los derechos de las niñas en Asia y en el Pacífico
presenta las estadísticas de cómo la pandemia de COVID-19 ha afectado a las niñas. (GSR captura de pantalla)
Hacer disponible este recurso incrementará, sin duda, el poder de las voces de las niñas en el mundo y ojalá que lleve a un incremento en la colaboración de aquellos que están comprometidos en mantener a la vanguardia el debate sobre los derechos humanos de las niñas, no solo en Asia y en el Pacífico sino en el mundo entero.
Lo que más me impresionó en este seminario web del 30 de julio fue cómo la presentación puso en práctica lo que los profesionales han descubierto: las chicas pueden hablar por ellas mismas.
Las cuatro anfitrionas que modelaron la colaboración, todos menores de 18 años, eran de la India y Filipinas. Su entusiasmo y la introducción articulada de cada parte del programa fue inspiradora e hizo que la presentación fuera divertida.
La presentación comenzó con una hermosa canción compuesta y ejecutada por una mujer joven, de los apostolados de Sri Lanka. Después, a través del programa, los videos dieron voz a las jóvenes que han vivido las injusticias en Filipinas, Myanmar y la India.
Las dos investigadoras, Lily Gardener de Australia y Theresa Symons de Malasia, han creído firmemente que después de trabajar por varios años con mujeres jóvenes en la región, era el tiempo de esbozar un estudio sobre las injusticias cometidas en torno a los derechos humanos que se viven en Asia y el Pacífico, en los sistemas combinados de cultura, religión, educación y servicios sociales.
Cuarenta profesionales en 15 países en donde las Hermanas del Buen Pastor trabajan con chicas contestaron una encuesta en línea, y de este grupo, 11 fueron seleccionadas para llevar a cabo discusiones más profundas acerca de su trabajo dentro de un contexto basado en los derechos.
Poner a las niñas en primer lugar y escuchar sus voces se convierten en temas importantes. Muy a menudo, los adultos piensan que saben lo que las niñas necesitan, pero el estudio reveló algo diferente. Las chicas saben lo que ellas necesitan. Ellas desean que sus voces sean escuchadas, y quieren tener oportunidades de utilizar su poder para cambiar las cosas.
Las entrevistas y conversaciones grupales revelaron normas sociales y de género similares en cada una de las diversas sociedades en los 19 países que impiden que las niñas se desarrollen a su máximo potencial. Las normas sociales y de género perpetúan sistemáticamente actitudes y conductas en las que las niñas son consideradas inferiores a los niños, incompetentes e indignas de los derechos humanos básicos.
Las investigadoras Theresa Symons de Malasia, a la izquierda, y Lily Gardener de Australia
hablan en el seminario web de julio sobre los derechos de las niñas en Asia y el Pacífico. (GSR captura de pantalla)
Se identificaron cuatros grandes brechas que impiden a las niñas alcanzar sus derechos humanos completamente. Leyendo esto, y escuchando las historias, me acuerdo de las niñas que encontré cuando viví en Zambia y aquellas que conocí en mi antiguo trabajo en el Conrad N. Hilton Fund for Sisters. (Nota del editor: el Conrad N. Hilton Fund for Sisters es una organización aparte de la Fundación Conrad N. Hilton, la cual sostiene el Global Sisters Report.)
- La primera brecha es la falta de acceso a la justicia, una de las mayores barreras para el desarrollo de las niñas. Los países pueden tener leyes y políticas sobre derechos que protegen a las niñas en sus libros, pero no se implementan debido a la falta de voluntad o la influencia de la cultura o la religión. Las propias niñas señalaron que sus preocupaciones únicas están ocultas en categorías generales de mujeres, niñas, adolescentes o jóvenes, y esta invisibilidad ofrece lagunas que impiden incluso denunciar abusos de derechos de cualquier tipo. Un informe de 2020 de la ONU Mujeres confirmó que menos del 40% de las mujeres que sufren violencia buscan ayuda, porque no esperan ser escuchadas.
- La segunda brecha es el acceso a la igualdad de género. Las niñas informaron que se les había dejado fuera del acceso igualitario a la educación, el pago de los servicios, la atención médica y la libertad de elección debido a su género, por nombrar algunos, y esto combinado con ser de la raza o clase "equivocada" o ser migrantes conduce a una consideración aún menor. Muchas niñas no tienen opción de casarse y se convierten en madres sin consentimiento, ya sea a través de la violencia de género o de matrimonios arreglados por los padres por razones económicas. Las niñas saben que convertirse en madre sin ninguna educación o habilidades continúa un ciclo de mala salud y subdesarrollo para ellas y sus hijos.
- La tercera brecha es el acceso a una educación de calidad. Las niñas pueden asistir a la escuela primaria, pero asistir a la escuela secundaria o más allá a menudo es solo un sueño. La oportunidad para la escuela primaria no garantiza el éxito: El estudio del Buen Pastor informa que una de cada cinco niñas en la región no puede leer o entender textos simples a la edad de 10 años. El trabajo pesado y agotador en el hogar, junto con la mala nutrición y el trauma doméstico, disuade tanto la motivación como la facilidad para aprender.
- La cuarta brecha es el acceso a la salud y el bienestar. La geografía, la clase o el origen étnico, la disponibilidad o la asequibilidad son elementos que pueden inhibir el acceso a una buena salud y bienestar además de la cultura y la religión. Las niñas que viven en áreas remotas pueden experimentar aislamiento o una falta de apoyo personal y seguridad si no tienen a nadie en quien confiar. Las niñas denunciaron el peso de ser responsables de los problemas económicos de la familia y con frecuencia ser las más afectadas por la violencia doméstica, ya sea física o psicológica. Si las niñas no pueden asistir a la escuela con sus compañeros y maestros, generalmente falta acceso al apoyo personal.
Aunque hay soluciones para superar estas brechas, tomará mucho trabajo, particularmente en lugares donde las prácticas y actitudes tradicionales están arraigadas.
La violencia sexual y doméstica es frecuente en Asia y el Pacífico, que, según un informe de informe de 2019 de la oficina de las ONU contra la Droga y el Delito, tiene el mayor número en el mundo de mujeres y niñas asesinadas intencionalmente por parejas íntimas o miembros de la familia. Las leyes, las políticas y las normas sociales rara vez protegen a las niñas y las mujeres porque el apoyo a los derechos de hombres y niños es una prioridad. Las fuerzas del orden, los jueces y los proveedores de servicios de protección necesitan capacitación en derechos humanos para poner fin a esta pandemia.
Hacer espacio para el liderazgo y la participación en la toma de decisiones de las niñas es otra solución. Sin embargo, una vez más, los roles de género estereotipados económicos, sociales y culturales arraigados lo dificultan a menos que los niños y los hombres se unan a esta solución y se den cuenta de que estos estereotipos los perjudican a ellos y a las niñas.
Las niñas también anhelan modelos a seguir que puedan expandir lo que es posible para ellas, inspirar ambición y demostrar mentalidades y comportamientos sobre cómo desarrollarse plenamente y cómo ser sus propios defensores.
Me inspiró la esperanza y la determinación que escuché en las jóvenes que hablaron. A pesar de que saben que no será un camino fácil, quieren estar en él.
Entrar en este estudio también mejoró la importancia de la colaboración entre las hermanas líderes del Buen Pastor y los partners. La pasión y el compromiso de Theresa y Lily fueron evidencia de cómo ellas encarnan el carisma del Buen Pastor y creen que las hermanas y partners en los otros 72 países de todo el mundo se inspirarán para seguir el mismo marco de derechos humanos para su trabajo con las niñas. Y, por supuesto, esperan que otros grupos en todo el mundo que trabajan con niñas hagan lo mismo.
Publicado por primera vez en Global Sisters Report el 18 de agosto de 2021 y reimpreso con su amable permiso. [https://www.globalsistersreport.org/news/ministry/blog/girls-can-speak-themselves-and-good-shepherd-sisters-are-amplifying-their-voices]