Trayendo esperanza y justicia a los mineros artesanales

Artículo por la Hna. Mary Kaluki,
Provincia de África Central Oriente (ECAP).

Los escritos de San Juan Eudes y Santa María Eufrasia son como fuego que nos quema a vivir por las almas. Este sentimiento está en mi aún más fuerte desde mi profesión temporal a fines del año pasado, cuando me enviaron de misión a la República Democrática del Congo (RDC) al programa premiado llamado Bon Pasteur Kolwezi.

El programa comenzó en el 2013 para dar atender a los mineros artesanales, permitiéndoles asegurar la protección social y medios de vida alternativas lejos de la vida dura que viven, apoyándoles con educación, defensa, salud y nutrición. El programa intenta abordar la pobreza, la fragmentación social, la violencia de género, las limitadas oportunidades de empleo formal, la corrupción y la falta de cumplimiento de la ley que ha resultado en las peores formas de trabajo infantil y violencia indescriptible, principalmente contra niñas y mujeres.

Estamos ubicadas en Domaine Marial, un pueblo de 70, 000 habitantes en las afueras de  Kolwezi, donde el obispo local nos regaló un terreno para fundar nuestra comunidad y establecer el centro principal de nuestro ministerio, cerca del santuario diocesano de la Virgen María. Kolwezi se encuentra en el corazón del cinturón de cobre y cobalto en la Republica Democrática del Congo (RDC) y ha sido declarada la capital mundial del cobalto. Aproximadamente el 85% de la población depende directamente de la minería artesanal para su sustento. El trabajo es peligroso y nocivo para la salud y la seguridad.

Desde hace diez años tenemos esta alianza con la Good Shepherd International Foundation (GSIF), donde llevamos a cabo varios proyectos para minimizar los efectos de la pobreza extrema y la esclavitud de personas y comunidades en la minería. *

Entre el sinnúmero de violaciones de derechos humanos, el trabajo infantil es un mal terrible que Bon Pasteur Kolwezi trabaja arduamente para erradicar. La intensa labor de concientización sobre los derechos del niño, y en general de los derechos humanos, ha sido una tarea enorme. El enfoque principal es en lo niños, trabajando hacia un futuro mejor para ellos y sus comunidades. Estos niños pueden defender ahora que su lugar está en la escuela y no en las minas, que tienen derecho a todos los derechos humanos. Si bien, la mayoría de ellos crecieron creyendo que la única forma de sobrevivir era trabajando en las minas, ahora conocen la verdadera raíz de su situación y entienden que las cosas pueden cambiar.

Están totalmente comprometidos con este proceso, principalmente a través de la educación y  las actividades de empoderamiento promocionadas a través de Bon Pasteur Kolwezi. El actual Bon Pasteur Center (a la derecha), que ofrece educación gratuita a los niños que han dejado el trabajo de las minas, comenzó de una forma muy simple: las primeras clases se impartieron  en una simple casita sin sillas para sentarse. Sin embargo, el número de niños que asistía aumentaba cada día, llegando hasta mil niños por semana. Educar a los niños, como una solución rápida, no fue fácil. Los niños tenían tanta hambre que les resultaba difícil concentrarse en clase; algunos incluso se desmallaban. Entonces nos quedó claro que teníamos que proporcionar un programa de alimentación. Desde entonces, las comunidades circundantes han experimentado muchas transformaciones positivas. El numero enorme de niños trabajando en las minas ha disminuido de una forma significativa.

Como decía Santa María Eufrasia: “Somos en verdad hijos de Milagros!” Dios continúa trayendo personas que apoyan la Santa Obra de maneras asombrosas. Está claro que el Buen Pastor nos acompaña fielmente en los márgenes. Los niños, niñas, mujeres y hombres vulnerables, que se benefician de nuestros ministerios en las comunidades mineras seleccionadas, trabajan hacia un future brillante que los llama con firme determinación y Esperanza. Los exámenes escolares estatales han sido un gran éxito desde el principio. Actualmente, alrededor de 3000 niños están matriculados para la educación. Muchos han florecido en diversas áreas. Sin embargo, un desafío central sigue siendo el progreso universal hacia la educación superior, especialmente cuando los padres de los niños no forman parte de las actividades de empoderamiento.

A lo largo del proyecto se ha reducido la fragmentaicon social. Jovenes, hombres y mujeres vulnerables, son conscientes de su valor intrinsico como persona y de sus derechos.  Se han equipado con diversas habilidades para asegurar medios de vida alternativos y dignos. Testifican que Dios es Emanuel, como lo experimentaron a travez de su encuentro con el programa Bon Pasteur Kolwezi. Nuestras hermanas y socios laicos en la mision se involucran constantemente en la formacion continua para mejorar integralmente la capacidad para la eficacia de la mision.  Sobre todo, la fe y la oracion ocupan un lugar central en la mision, ademas del lugar que se da a la abnegacion, el celo y el amor para lograr un impacto real, ya que “grandes cruces traen grandes gracias” ( Santa Maria Eufrasia). El inpacto y el progreso logrado hasta ahora han sido un gran exito y ya traen una gran esperanza y alegria para lograr una trasnforamcion radical en Kolwezi y en todo el pais. Estamos agradecidas.

*Los proyectos actuales del programa Bon Pasteur Kolwezi estan documentados en la pelicula “Maisha una Nueva Vida Fuera de las Minas.”